Contra todo pronóstico, incluido el de este blog, Elizegi es nuevo presidente del Athletic. De chiripa, con una abrumadora abstención y el respaldo de un 25% de la masa social, pero presidente. Ha sabido aunar el voto joven, el de castigo a Urrutia, el de jeltzales, peperos (el mismo Iturgaiz le ha felicitado), exfutbolistas con querencia por el “quéhaydelomío”, Piratak Athletic, descontentos varios, Vocento, TeleBilbao (Velasco hablando de “mi querida casa de apuestas Reta” en noche electoral. WTF?) y los que querían cambio, fuese cual fuese el contenido.
La carrerilla electoral, por llamar de algún modo a esta contienda inane, obedecía al deseo de la junta saliente, o lo que es lo mismo, al aparato del PNV. Si hace cuatro años Urrutia cogía a la oposición a contrapié en una hábil jugada, más bien jugarreta, ahora tenía menos margen y más enemigos. En todo caso, el PNV no quería elecciones, pero siendo conveniente cambiar algo para que todo siga igual, como en el Gatopardo, tuvo a bien permitirle al socio un simulacro electoral; con la esperanza añadida de que nadie se atreviera a presentarse y la cosa quedara en nada. Todo atado y bien atado, como siempre (más info: PNV desde 1977).
Hubo miedo a saltar a la arena electoral por uno y otro lado. Elizegi dijo un día sí, luego no, finalmente sí. El verdadero juego ocurre fuera de escena, ahí el hincha no entra. Athletic geuria, pero lo crucial se dirime en un par de txokos de acceso restringido. Bastaba leer una entrevista al hijo del banquero, Mario Fernández Jr, finalmente en la plancha perdedora (más info), para hacerse a la idea de cómo funcionan realmente quienes aspiran a manejar el club y de qué (y cuánta) pasta están hechos sus protagonistas. Secretismo, pactos de confidencialidad, cambios de chaqueta…Hay sectas con menor hermetismo.
Uribe-Ecehevarría se creyó ganador antes de competir, un poco como el Athletic contra el Formentera en Copa. Su rival era de Segunda B, hecho a última hora con retazos y descartes poco atractivos, así que decidió hacer el Don Tancredo. Más que continuista, su postura fue inmovilista: no hacer nada, no decir nada, ni siquiera dar un nombre. He ahí la clave de la victoria, pensaría, como Urkullu o Rajoy en política. Y a su plancha le pudo la soberbia, como tantas veces a Urrutia. Basten las palabras de Silvia Muriel: “De la comunicación cambiaría poca cosa o nada”. El perfil bajo convertido en perfil nulo. ¡Anda que no tenía luces el mandato de Urrutia (de las sombras luego hablaremos) como para poder sacar pecho! Ni por esas.
El aparato del Partido se posicionó, Itxaso Atutxa al frente, con Uribe-Echevarría, mientras de fondo silbaba el viejo clasismo de “¿¡cómo va a ser un cocinero presidente?!”. Paradójicamente, Elizegi es militante de carnet del PNV, no como su hasta ahora contrincante. El propio Elizegi se encargaba de contrarrestar la influencia de Sabin Etxea con guiños tales como haber abierto “27 batzokis en 4 años” (ergo “tranquilos, que yo también soy de los vuestros”), mientras ampliaba las redes de su potencial electorado dando imagen de hombre hecho a sí mismo. Habrá a quien le encante la historia del “humilde chico de Santutxu” que se cuela en San Mamés y si no compra la entrada a los reventas y que a base de esfuerzo y tesón coge el ascensor social y abraza las mieles del capitalismo, pero en este blog tenemos muy oída esa desagradable melodía en la que nos quieren hacer creer que la confianza es más importante que el capital para prosperar (risas, por favor). Por cierto, se le olvidó recordarnos cómo echó a la calle a un currela por ir con LAB ( info clickando aquí & allá).
Por lo demás, escaso programa el del cocinero: mucho humo, brindis al sol, alfombra a la selección española (sus adversarios son quienes han hecho todo lo posible por traerla, así que…), la Filosofía no se cambia pero mirando a los ojos de un uruguayo Elizegi sabe si puede jugar o no en el Athletic, y un montón de nombres, muchos mediocres, como el de Ayarza, y otros mera incógnita, como Alkorta, sin más aval que haber sido un notable jugador y segundo de Michel (sí, Michel). Lezama es tan vital que debería estar por encima de electoralismos, pero tenemos nuevo baile de nombres, un quítate tú que me pongo yo de manual. Por habitual no debería parecernos normal ni deseable, pero esto es lo que hay. Eso y planes bajo llave, como el de Mario Fernández Jr y compañía. Además, conviene recordar que las cosechas de Lezama dependen, en primer lugar, de la materia prima. Pero es taaan fácil ser populista y demagogo con Lezama.
Punto y aparte para la animación. Un término distorsionado hasta la saciedad y que debería ser sustituido por grada popular, amplia y con precios baratos, asequible a jóvenes y clase obrera en general, para que la humilde chavalada de Santutxu (Aitor, ¿te sientes identificado o ya no?) y otros barrios pueda entrar a San Mamés. Como a los posmos y estirados el término clase obrera les chirría pueden sustituirlo por “inclusividad”, la que la junta de Urrutia no ha demostrado durante todos estos años, dicho sea de paso.
Elizegi nos habló de The Kop, léase humo, y de una escuela de animadores, es decir, esperpento de poco gusto. Sobre lo primero, se le olvidó una minucia: precisar cómo habilitaría un espacio para 4.000 personas y a qué socios trasladaría de lugar. Uribe-Echevarría, por su parte, sí incluyó en su programa varios puntos de la ICHH, que la asamblea de compromisarios habría de ratificar. Pudo ser un gesto vacío, o de círculo vicioso, habida cuenta de quién controla la asamblea. En todo caso, ojalá una grada popular de 4.000 personas, con Elizegi o el sunsuncorda, pero somos muy escépticos. Respecto a lo segundo, la dichosa escuela, nos tememos un intento de controlar, con o sin prebendas, la grada. Suena a grada vertical, como Florentino en el Real Madrid. No somos cheerleaders, ni marionetas, ni queremos tal trato. Nada más que añadir.
Vistos los apoyos de Elizegi, se multiplicaron las voces que pedían votar al menos malo, léase Uribe-Echevarría. Algunas provenían desde la izquierda, apelando a la responsabilidad y a la situación del club, supuestamente entre la espada y la pared. Como si frenar a Elizegi hubiera supuesto parar de una vez por todas a Vocento y los nostálgicos del tipo de gestión macuista. No es la primera vez que escuchamos la misma cantinela, por lo que he aquí dos pinceladas para entender mejor la legitimidad de tanta abstención, voto en blanco y nulo.
El establishment, PNV y acólitos, siempre gana, máxime si las reglas del juego le benefician (avales) y además juega con los tiempos. Ellos han diseñado el marco, no se puede ganar en ese juego. Como mucho podemos votar al menos malo, así por los tiempos de los tiempos, perpetuando este sistema. La izquierda en torno al Athletic, o las mentalidades de izquierdas en el socio-electorado, son minoría. La clase obrera ha sido progresivamente expulsada de San Mamés y es con Josu Urrutia cuando las cuotas para ser socios ascienden hasta casi 2.000 euros a fondo perdido. El acceso es censitario y el perfil socioeconómico del nuevo socio se ve necesariamente afectado. El ambiente de ayer en Ibaigane, con tanta gomina y el postureo típico de García Rivero, da una buena fotografía del sendero que transitamos.
En vez de estar articuladas o contar con un proyecto de incidencia a medio-largo plazo, aspirar incluso a ser una especie de bisagra, a modificar programas, ejercer de Pepito Grillo, a tener voz sin ser residual, las personas de izquierda no tenemos nada o muy poco aparte de molonas camisetas del St. Pauli. ¿Qué es, por ejemplo, Athletic Indartu? ¿Quiénes son? ¿Dónde han estado estos 8 años? ¿Qué hacemos el resto? Y es fútbol, tampoco se nos olvide, no hablamos de paro, pensiones, educación o sanidad.
La responsabilidad consistiría en armar un grupo de trabajo en las antípodas de lo que se cuece hoy en torno al Athletic, no en votar al menos malo y quedarnos para hacerle los recados a la cara amable del establishment. Porque el menos malo, los continuistas, eran los mismos que desacreditaron a Bielsa frente a Balzola, poniendo los intereses de una empresa por encima del club; los mismos que beneficiaron a empresas afines del Partido en la construcción del nuevo campo; los que contrataron trabajadores portugueses sin cumplir el convenio de Bizkaia; los del ninguneo y el toreo constante a la ICHH; los de los gestos con cuentagotas; los que pasaron de Cabacas; los de los palcos VIP; los que nos dicen haber acabado con enchufismos pero no explican por qué era necesario colocar a dedazo a Mendiguren o Asier, colegas de Urrutia, en la Fundación; los que gestionan las entradas de las finales impecablemente pero siguen sin desgranar públicamente en qué consisten los compromisos del club; los de la nula autocrítica.
El Athletic es un juguete de las élites, gobiernen unos u otros. Si por un casual (que a este blog le tocara el euromillón, pongamos) tuviéramos una mínima posibilidad de aposentar nuestros orondos culos en Ibaigane, estos dos bandos, supuestamente tan contrapuestos, nos harían la pinza sin miramientos. No nos pidáis responsabilidad a quienes votamos nulo, en blanco o nos abstuvimos. Pedirla en Sabin Etxea. O pedírsela a Uribe-Echevarría y Urrutia. Quizás para la próxima vez espabilen.
El futuro inmediato pinta entre oscuro y mal. Los llamamientos a la unidad son más falsos y efímeros que el amor que nos profesaba Ander Herrera. Elizegi será esclavo de los apoyos recibidos, qué duda cabe, pero el PNV le dará margen en tanto no desmadre su juguete preferido, ya que en tal caso se lo haría pagar más pronto que tarde. A su vez, el socio juzgará a Elizegi en función también de esa parte de buen legado que deja Urrutia. No sólo en cuanto a logros deportivos, también en términos de “cláusula o nada” o de cuentas saneadas. En cualquier caso, buena parte dependerá de que la pelotita entre.