Eurocopa en San Mamés: reflexiones (2)

Hace unos meses escribíamos la primera parte (enlace) de este artículo preparándonos para lo que definitivamente ha ocurrido. San Mamés será sede de la Eurocopa de 2020. En un alarde de sinceridad, o quizá precipitación, El Correo Español se quita todos sus complejos para aventurarse a adelantar la más que segura vuelta de la selección española a San Mamés. Bueno, será si se clasifica, en primer lugar, y si es sede de su federación, en segundo. Pero sin quererlo, El Correo, que ahora se pasará a llamar Nos Corremos, nos deja claro cuál es la verdadera intención de todos los unionistas locales y foráneos. Decir bien alto que Bilbao, y por extensión, Euskadi, son España. La selección, ese vector de transmisión de sentimiento patrio que nos van a inyectar como mosquitos tigre.

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Que Vocento nos recuerde regularmente que Euskal Herria no es más que un “concepto” puede resultarnos incluso jocoso, pero más triste es observar que un partido autodenominado nacionalista muestre un entusiasmo similar al del rotativo hispano en todo este tinglado eurocopil. ¿Qué proyecto de país nos vende el PNV? ¿Dónde está su construcción nacional?

Sabedores de que traer a España no sentará bien a parte de sus bases, sus líderes nos deleitarán antes o después con una sucesión dedeclaraciones en apariencia divergentes. El PNV jugará de modo oportunista y cínico con sus dos sensibilidades sin que el populacho advierta que sus dos discursos forman parte de una calculada estrategia unitaria: te traigo a España, pero luego te digo que espero que para 2020 pueda jugar Euzkadi (aunque no te diré qué haremos para conseguirlo porque no haremos nada). Mientras Escocia vota y Catalunya da pasos unilaterales, sentimos vergüenza ajena al oírle a Urkullu hablar de soberanía compartida tras doblar la cerviz en secreto ante Rajoy. Aquí el PNV está a otra cosa y, en esto sí coincidirán públicamente sus pesos pesados, todos subrayarán el dinero en el que nos bañaremos gracias a la Eurocopa.

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Como partido neoliberal que es, su argumento es economicista. La Eurocopa atrae negocio, vendrán turistas, los hosteleros (esa gran industria que da trabajo de calidad) van a hacer su agosto e incluso tendremos más excusas para meter en cintura a los comercios para que abran los domingos, no sea que los Ultras Sur no puedan comprar navajas durante su visita. Y claro, Bilbao estará en el mapa, ese mapa, por supuesto, de 17 comunidades y 50 provincias que nos llevan imponiendo 5 siglos. Suponemos que les da igual, mientras fluya la pasta, como si somos sede del campeonato mundial de peleas de gallos. Eso si de verdad fluye, porque las World Series generaron déficit en el erario público. Queremos cuentas claras y no infladas previsiones hechas por consultorías amigas. Llevamos años potenciando el Bilbao-Bizkaia turístico: Guggenheim, Formula 1, Mundial de Basket, etc… y el paro y la precariedad  no decrecen mientras nos machacan con los supuestos datos positivos y el dineral recaudado. Señores, algo no cuadra.

Si estos saraos son el maná de la economía, deberíamos vivir muchísimo mejor que en las ciudades que nos rodean. ¿Tanta diferencia se aprecia?

Todo esto por no hablar del más que probable impulso a mega construcciones como el TAV, que, ahora sí, el Gobierno Español tratará de impulsar para articular SU proyecto de país. No tardarán en hacer declaraciones al respecto los dos partidos, bien coordinados, como si fueran una pareja de baile. Se acercan las elecciones y ya se sabe, esto vende. Poder ir a Madrid (España) en menos de 3 horas es el sueño de todo vasco que se precie. A estas horas no sabemos dónde habrá más festejos, en Génova o en Sabin Etxea. Cuánto van a meter la mano en el cazo y cómo van a capitalizar el éxito. Lloramos de la emoción de solo pensarlo. Eso si Merkel lo permite, claro, porque en realidad es ella la que parte el bacalao, hasta ese punto llega la soberanía hispana, esa que Urkullu quiere compartir.

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Llegados a este punto y visto que una vez tras otra la derecha, sea de donde sea, nos la mete doblada, y tiene pinta de que Felipe VI, «Señor de Vizcaya» gracias a la abstención del PNV en las juntas de Bizkaia, presidirá el palco del estadio pagado por todos los ciudadanos de la CAV mientras suena el himno de su país, habrá que tirar de imaginación para darle la vuelta a esta tortilla que tiene visos de atragantarnos. Tenemos que poner sobre la mesa los hechos que preceden a esta elección. Euskal Herria, su lengua, su cultura y su libre determinación son minorizadas o negadas por el país cuyo combinado puede jugar en nuestro estadio. Hay que sacar los colores al PNV por su papel en la no-oficialidad de las selecciones vascas y la conversión del partido anual en una pachanga recaudatoria. Y por último, hay que saber transmitir a la población que todo esto no es más que otra cortina de humo megalómana de pan y circo para tapar las nefastas gestiones sociales, económicas y políticas de una derecha neoliberal que está arrasando Europa.

A trabajar, que hay tarea. EUSKAL HERRIAK, AUTODETERMINAZIOA.